23 de Abril de 2021
Como cada 23 de abril, el mundo -y especialmente los lectores- celebra el Día Internacional del Libro. Esta fecha permite reconocer a aquellas obras que nos acercan a la cultura, las tradiciones y los paisajes de lugares muchas veces desconocidos.
Por eso, en este Día del Libro, las y los invitamos a recorrer nuestro país a través de la literatura de autores que han elegido los destinos de Chile para recrear sus historias. Desde el norte retratado en El Empampado Riquelme, de Francisco Mouat; pasando por Hija de la Fortuna, de Isabel Allende, que ocurre en Valparaíso; o Hijos de Aysén, de Danka Ivanoff, que retrata nuestra Patagonia.
En el siguiente listado encontrarán una obra que se ambienta en cada región del país:
¡Qué Miedo! Realizado por la Fundación Desierto Vivo, este libro reúne tres historias de terror locales. Con ilustraciones ideales para lectores adolescentes ¡Qué Miedo! Incluye los relatos “La Novia de Azapa”, “Ño Carnavalón” y “Los Condenados”, narraciones que son parte del patrimonio cultural inmaterial del territorio.
El Empampado Riquelme, de Francisco Mouat. En febrero de 1956 Julio Riquelme se subió al tren Longitudinal Norte en La Calera con destino a Iquique. Iba al bautizo de uno de sus amigos. El viaje duraba tres días y tres noches. Pero Riquelme jamás llegó al puerto del norte. Nunca más se supo de él, sólo historias de fantasía y después el olvido. Casi medio siglo después, en 1999, Riquelme apareció en medio del desierto de Atacama ¿Qué pasó realmente con él?
Un hombre sin nombre, de Hugo Riquelme. Ambientada a principios del siglo XX y nacida del libro Tres balas en la pampa, esta novela trata de la vida de “El Flaco”, un personaje inspirado en la figura de Arturo Salas, un famoso bandido de Antofagasta.
El hotel de los sueños, de Francisco Neyra. En el Copiapó de inicios del siglo XX se ambienta este relato, que juega con la realidad. Una narración de amor, ambición e infortunio en un desesperado intento de burlar el destino.
Poema de Chile, de Gabriela Mistral. En 1929 Gabriela Mistral señaló: “Nuestra obligación primogénita de escritores es entregar a los extraños el paisaje nativo” y pareciera ser esto lo que ocurre en el poema Valle del Elqui, donde describe los paisajes y recorre su propia vida.
Hija de la Fortuna, de Isabel Allende. En 1849, año en que se descubre oro en California, la joven Eliza Sommers, chilena de Valparaíso, deja su ciudad para seguir a su amante, Joaquín Andieta, quien se marcha al norte del mundo en busca de riqueza. Hija de la Fortuna es el retrato de una época marcada por la violencia y la codicia, en la que los protagonistas rescatan el amor, la amistad, la compasión y el valor.
Bonsái, de Alejandro Zambra. En las calles de Santiago se desarrolla Bonsái, la historia de amor de Julio y Emilia, dos estudiantes de Literatura de la Universidad de Chile que comparten su relación entre libros y experiencias literarias.
La Vida Simplemente, de Óscar Castro. Hermoso, emotivo y cautivante relato de Roberto, un niño de diez años que vive en Rancagua y va descubriendo abruptamente las dificultades y dolores de la vida. Su hogar, mantenido por su esforzada madre, queda a solo a unas cuadras de un prostíbulo.
Despertar en tus Ojos, de Christian Olave. Historia de amor y tormento de Matilde y Manuel. Dueños de una casa en el lago Vichuquén, deciden invitar a sus viejos amigos de colegio para pasar un fin de semana juntos. Así, entre historias de fogata a orillas del lago, despiertan la curiosidad de sus amigos por conocer el pasado de encuentros y desencuentros que los une.
Antes de Vivir, de Alvaro Acuña Hormazabal. Es la historia de Ismael, un hombre de familia y exitoso empresario de Chillán, que tuvo que lidiar con duros eventos desde la niñez. Con esfuerzo y perseverancia logra lo que muchos desean, pero pocos alcanzan. Una mañana se encuentra en un lugar desconocido, pero extrañamente familiar, en compañía de una pequeña niña a la que le relata partes de su vida.
Subterra, de Baldomero Lillo. Publicada en 1904, a través de ocho capítulos (Los Inválidos, La Compuerta número 12, El Grisú, El Pago, El Chiflón del Diablo, El Pozo, Juan Fariña y Caza Mayor) narra la trágica situación en que vivían y morían los mineros chilenos en las minas de carbón de Lota a fines del XIX e inicios del XX.
Desastres Naturales, de Pablo Simonetti. Para Marco, el recuerdo de un viaje al sur se convierte en un fragmento clave en la construcción de su pasado e identidad. La erupción del volcán Villarrica y otros desastres naturales vuelven a su mente con insistencia como augurio y metáfora de los cataclismos personales que le tocaría vivir.
El Diablo a pata, de Rubén González Lefno. Los sucesos ocurridos en Neltume, o Complejo Forestal y Maderero Panguipulli, desde fines de la década de 1960, han sido una fuente inagotable para este escritor. Son relatos plenos de identidad, donde el autor muestra el día a día de los habitantes de esta parte del sur de Chile.
El albergue de las mujeres tristes, de Marcela Serrano. Floreana, una historiadora joven y atractiva, llega a un albergue muy particular en la isla de Chiloé, al que acuden mujeres diversas para curar las heridas de un dolor común: el desamor de los hombres.
Hijos de Aysén, de Danka Ivanoff. Un recorrido por cada una de las localidades de la región, relatando una breve historia de personajes que son primera generación nacida en Aysén. Ellos entregan testimonio de sus vivencias y las adaptaciones que han debido hacer en su vida, a partir del desarrollo económico, social y de infraestructura que ha tenido el territorio.
Perico Trepa Por Chile, de Alicia Morel y Marcela Paz. En Tierra del Fuego Perico debe dejar la escuela para convertirse en pastor, el oficio de su padre. Sabe que extrañará a su profesora, a sus compañeros y a ese gran mapa de Chile colgado en la muralla. Lo que Perico no sabe es que está a punto de emprender una aventura memorable, en la que gracias a la ayuda de diferentes amigos podrá cumplir su sueño y trepar por todo Chile.